Nena Daconte y la defensa de la vida humana

Llevaba tiempo queriendo escribir algo nuevo en esta bitácora (casi dos años dan para mucho), y los ataques de la militancia proabortista a Nena Daconte me han dado un magnífico pretexto para hacerlo.

El próximo 24 de marzo la plataforma «Sí a la vida» ha convocado un acto en Madrid con motivo del Día Internacional de la Vida y la cantante Mai Meneses  (Nena Daconte) ha confirmado su asistencia y su colaboración al mismo. Para resumir, vamos a compartir dos «perlas» de los abortistas recogidas en el twitter de la cantante:

Quina llàstima que la mare de Nena Daconte no pogués avortar (qué lástima que la madre de Nena Daconte no pudiera abortar)

Te estás cubriendo de gloria… y has perdido otro cliente

Como podemos observar, ambos comentarios que, posteriormente, han venido seguidos de una ola de solidaridad hacia la cantante desde determinados medios de comunicación como Intereconomía o Libertad Digital, son un ejemplo de tolerancia hacia el pensamiento de los demás. Con gente como estos comentaristas dirigiendo nuestro país, la Transición hacia la democracia habría sido, sencillamente, una quimera.

Pero, más allá del hecho en sí, que no deja de ser una muestra más del talante guerracivilista de la Izquierda española y de su mal perder (es obvio que no han digerido ni entendido el mensaje del 20 de noviembre), lo realmente novedoso es que personas con relevancia en el ámbito de la cultura y con un «target» joven estén dando un paso al frente en favor de valores defendidos tradicionalmente por la Derecha política. Sucedió el año pasado cuando la cantante Russian Red se definió de derechas (levantando una gran polvareda entre sus compañeros de profesión) y sucede ahora con Nena Daconte.

En una sociedad donde uno de cada dos jóvenes que quieren trabajar no puede, donde la estadística nos dice que dos de cada tres matrimonios terminarán en divorcio y donde se muestra más respeto hacia el sufrimiento animal que hacia la vida humana, en una sociedad que es el espejo de la crisis de valores que asola a todo el mundo occidental, empieza a haber gente con notoriedad pública que está dispuesta a ofrecer su imagen contra la aberración que supone el asesinato legal de más de 110000 inocentes en nuestro país cada año; a esa aberración se le llama aborto o, eufemísticamente, «Interrupción Voluntaria del Embarazo».

No es casual que la decadencia de una sociedad esté íntimamente ligada a la extensión del aborto como un «derecho»; la defensa del aborto es la defensa de una cultura que desprecia la dignidad del ser humano, una cultura que pretende buscar la eterna juventud y que, por ello, tampoco duda en experimentar con embriones o propugnar el suicidio asistido. En esta cultura, la dignidad de la vida humana pasa a ser sólo una convención social susceptible de ser modificada en función de lo que demanden las estructuras económicas y sociales dominantes. Y en este macabro juego, la progresía hace el patético papel de peón (o tonto útil) de quienes realmente están interesados en este modelo de sociedad, que son aquellos para quienes las instituciones naturales de la sociedad civil no son más que estorbos que les impiden extender su poder sin cortapisas; de ahí que Henry Kissinger, allá por el año 1975 hiciera una observación al presidente useño Gerald Ford de la necesidad de tener presente la legalización del aborto como método anticonceptivo que aseguraría un descenso demográfico en los países del Tercer Mundo y un mejor control de sus recursos estratégicos.

Cuando está científicamente probado que la vida humana se inicia en la concepción, cualquier argumento a favor del aborto pierde su razón de ser en términos racionales o éticos, de ahí que las estrategias para justificarlo estén basadas en dos pilares fundamentales: razones basadas en la conveniencia personal de los padres de la criatura o razones de tipo pseudocientífico que pretenden establecer una nueva convención social de cuándo se inicia la vida humana, al margen de lo que diga la biología; las segundas se crean para justificar las primeras, pero lo que sucede es que los proabortistas son conscientes de la inconsistencia de los argumentos pseudocientíficos que esgrimen, de ahí que utilizarán cuestiones con fuerte carga emocional para, a partir de casos particulares y estadísticamente irrelevantes, forzar una legislación que permita el aborto libre y a la carta. La legalización del aborto en Reino Unido y el célebre pleito «Roe contra Wade» que supuso la legalización en USA son ejemplos claros.

No tengo mucha fe en los efectos a corto plazo de la nueva ley que implementará el Partido Popular y que supondrá, probablemente, una vuelta a la legislación de 1985. No olvido que fue durante la época de José María Aznar cuando el aborto pasó a ser libre «de facto» en España, a partir de un fraude de ley masivo en la interpretación del supuesto de «peligro para la salud física y psicológica de la madre» que contemplaba la ley de 1985; el Partido Popular no hizo absolutamente nada para frenar esa situación en su día, y tengo dudas de que el cambio legislativo tenga grandes efectos si no va unido de un cambio de mentalidad más profundo que, al parecer, empieza ahora pero que llevará sus años. De todas formas, si la reforma legislativa consigue salvar una sola vida humana, ya habrá merecido la pena.

Por ello, porque hay mucho trabajo por hacer, la jornada del 24 de marzo es una buena ocasión para recordar el valor de la vida humana, y para recordar también que la sociedad civil tiene el deber de defender la dignidad de todos los seres humanos y, en especial, de los más indefensos.

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2 respuestas a Nena Daconte y la defensa de la vida humana

  1. fiberz@gmail.com dijo:

    Unas cuantas ideas desordenadas:
    1. Aquel que apoya el aborto no se respeta a si mismo, no respeta a su padre ni respeta a su madre.
    2. Aquel que apoya el aborto no cree en la dignidad de las personas, no cree que una vida sea unica e irremplazable. Creen que una persona es un numero de DNI, un numero de seguridad social o una cuenta bancaria.
    3. Algunas mujeres creen que una vida se puede reemplazar con otra. Dicen: «Ahora aborto porque tengo 19 años y no me conviene, ya lo tendre con 23». El que tengan a los 23 no sera la reencarnacion del que mataron a los 19. A ese ya lo mato y no volvera.
    4. Aquel que apoya el aborto es peligroso para los demas. Aquel que mata otra vida indefensa bajo el cuestionable pretexto de la falta de consciencia de la victima no encontrara ningun inconveniente en matar a cualquier otra persona con un veneno que le haga dormir y no volver despertar. La falta de consciencia no es excusa. Estas personas son peligrosas y deberian estar fichadas como los pederastas para que no ocupen trabajos donde pueda haber personas indefensas que corran el riesgo de ser asesinadas.

  2. Sulfolobus solfataricus dijo:

    ¡Ha escogido usía dos perlas de comentarios y luego no los ha analizado! ¡Qué lástima!
    Me sirvo diseccionarlos, con su permiso. Ya me contará qué le parece.

    Quina llàstima que la mare de Nena Daconte no pogués avortar

    Se observa que según el anónimo comentarista hay una conexión entre el aborto y la eliminación de una persona adulta tal y como la conocemos. El aborto interrumpe en sus primeras fases el desarrollo de alguien (no algo) tan humano como usted y como yo. Luego aborto=no vida (eufemismo de muerte).

    Te estás cubriendo de gloria… y has perdido otro cliente

    Muestra que las ideas se seleccionan según criterios de mercado. Nena Daconte debería pensar distinto por un criterio supremo de conveniencia económica, frente al que la verdad u otros ideales considerados jerárquicamente posteriores. Éste es un modelo de pensamiento moderno no sólo aplicable al aborto sino a todo. Todas las ideas son una marca, una imagen, una etiqueta que se vende en función de su éxito social («mola más») o económico (valor práctico o en dinero).

    Un saludo
    y también a Perhi, ahora que ha dejado Menéame.

    (P.D.: ¿Cómo se añade texto en cursiva?)

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