De la lucha política de los modernos en relación con la lucha política de los posmodernos

Hace unos años pensaba que esto de la «posmodernidad» y de su distinción radical en relación con la época moderna era un invento para vender libros. Pensaba que la llamada posmodernidad era, básicamente, una prolongación de la época moderna, y creía que, en un sentido macro-histórico, las grandes rupturas de época en nuestra era habían sido las que distinguieron a la Edad Media del Renacimiento, primero, y al Antiguo Régimen de la Modernidad, después. Con sus fases de transición, obviamente.

Por varios motivos que no tendría tiempo para contar, hoy creo cada vez más que la posmodernidad se está transformando, efectivamente, en una época radicalmente nueva. Y, lógicamente, al ser así, los cambios culturales entre una época y otra serán de alta escala, hasta el punto de que cuando se concluya la fase de transición en que vivimos, la época moderna será completamente ininteligible, en sus significados culturales, para los posmodernos.

Hoy querría ejemplificar con un concepto: la noción de lucha política. Véase, resumidamente, cómo un moderno se ocupaba en el siglo XIX de las cuestiones de la ‘lucha política’ — citamos a Engels:

El primer gran servicio que los obreros alemanes prestaron a su causa consistió en el mero hecho de su existencia como Partido Socialista que superaba a todos en fuerza, en disciplina y en rapidez de crecimiento. Pero además prestaron otro: suministraron a sus camaradas de todos los países un arma nueva, una de las más afiladas, al hacerles ver cómo se utiliza el sufragio universal.
(…) La rebelión al viejo estilo, la lucha en las calles con barricadas, que hasta 1848 había sido la decisiva en todas partes, estaba considerablemente anticuada.
No hay que hacerse ilusiones: una victoria efectiva de la insurrección sobre las tropas en la lucha de calles, una victoria como en el combate entre dos ejércitos, es una de las mayores rarezas. Pero es verdad que también los insurrectos habían contado muy rara vez con esta victoria. Lo único que perseguían era hacer flaquear a las tropas mediante factores morales que en la lucha entre los ejércitos de dos países beligerantes no entran nunca en juego, o entran en un grado mucho menor. Si se consigue este objetivo, la tropa no responde, o los que la mandan pierden la cabeza; y la insurrección vence. Si no se consigue, incluso cuando las tropas sean inferiores en número, se impone la ventaja del mejor armamento e instrucción, de la unidad de dirección, del empleo de las fuerzas con arreglo a un plan y de la disciplina. Lo más a que puede llegar la insurrección en una acción verdaderamente táctica es levantar y defender una sola barricada con sujeción a todas las reglas del arte. Apoyo mutuo, organización y empleo de las reservas, en una palabra, la cooperación y la trabazón de los distintos destacamentos, indispensable ya para la defensa de un barrio y no digamos de una gran ciudad entera, sólo se pueden conseguir de un modo muy defectuoso y, en la mayoría de los casos, no se pueden conseguir de ningún modo. De la concentración de las fuerzas sobre un punto decisivo, no cabe ni hablar. Así, la defensa pasiva es la forma predominante de lucha; la ofensiva se producirá a duras penas, aquí o allá, siempre excepcionalmente, en salidas y ataques de flanco esporádicos, pero, por regla general, se limitara a la ocupación de las posiciones abandonadas por las tropas en retirada. (…)¿Comprende el lector, ahora, por qué los poderes imperantes nos quieren llevar a todo trance allí donde disparan los fusiles y dan tajos los sables? ¿Por qué hoy nos acusan de cobardía porque no nos lanzamos sin más a la calle, donde de antemano sabemos que nos aguarda la derrota? ¿Por qué nos suplican tan encarecidamente que juguemos, al fin, una vez, a ser carne de cañón?

Y he aquí, como contraste, una serie de noticias que revelan el nuevo concepto, el posmoderno, de lucha política:

Protesto a nu contra NATO

Vanessa Carbone se desnudó en protesta por caza de ballenas

Un hombre desnudo participó de la protesta de ahorristas

Homem nu protesta contra Guarda Municipal do Rio

Grupo alemão protesta nu contra alta dos aluguéis em Berlim

Desnudos protestaron estudiantes de la Universidad Tecnólogica [sic]

Y algunos de ustedes dirán: «esto no es posmoderno, sino una metamorfosis política del destape de Pajares y Esteso». Pero yo les digo que no, porque la españolada es famosa pero no internacionalmente, y la globalidad del fenómeno se tiene que explicar como síntoma de un cambio de ciclo histórico. Son, sin duda, las nuevas formas de lucha. Temblad, burgueses.

Esta entrada fue publicada en Sem categoria. Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a De la lucha política de los modernos en relación con la lucha política de los posmodernos

  1. Trylks dijo:

    Entonces, lo revolucionario, lo que triunfa, ¿es la desnudez? ¿Para cuando un partido político nudista? ¿Cómo serán las protestas después? ¿Con ropa?

    Lo que pasa es que nos estamos volviendo cada vez más simples, cada vez menos capacidad cognitiva, y así nos va, ¿solución? Pensar, pero eso no pasará.

    ¡¡¡SEXO!!!

    Ahora que tengo vuestra atención: Dimidium facti, qui coepit habet, sapere aude, incipe!!

Deja un comentario